martes, 29 de mayo de 2012

No había música de fondo.
Tampoco luces, ni decorados.
Ni cambios de escenas ni tomas falsas.
Y mucho menos, guión.
Era lo nuestro.
Lo nuestro no podía denominarse "película" pero era algo de cine.
No había más música que la del sonido de la Blackberry, grillos el de los coches, ni más diálogos que los nuestros, ya sea mediante susurros o risas.
La única luz, la del sol y los únicos decorados eran los lugares donde íbamos.
El guión lo improvisábamos sobre la marcha, hacíamos lo que queríamos. Controlábamos nuestro futuro y lo modificábamos según nos conviniese.
Estábamos en la jodida cima del mundo.
Y así es como aún me siento,
Porque la vida está hecha de grandes momentos.
Por tanto, una vida aburrida es aquella con pocos momentos de esos llamados "grandes", y la que tenga muchos será una interesante o entretenida.
Un partido será bueno si no es monótono, si tiene momentos emocionantes.
Así que..
¿Cómo puede denominarse una relación que únicamente está formada de grandes momentos?
A veces me parece estar dentro de una película.
Porque sólo ahí las cosas pueden ser perfectas.
Porque ella sólo puede ser de ficción.
Y hace un año (y dos días) ya de esto.
Y sigue pareciéndome increíble, me sigue quedando sin palabras.
Pero en cambio, las cosas que ocurren aquí no son mentira. No son preparadas. Son espontáneas.
De ésas que por no esperártelas, te dejan sin habla.
Y eso es lo que hace ella, Nuria García, cuando la tengo delante.