lunes, 10 de febrero de 2014

Como ese inolvidable olor que te recuerda a ella. Por mínimo que sea, por muy enrarecido que estuviera el aire o lo muy resfriado que estuvieras esa mañana. Por insignificante que fuera, era imposible no recordar ese perfume. Que quizás tsmpoco fuera perfume, quizas fuera sólo cómo olía después de echar un polvo, o simplemente esa sensación que entraba en mis pulmones al tener delante su camisón. Toda esa mierda que me recordaba a ella y me hacía sonreír. Aunque en realidad, quizás no fuera feliz por recordarla, sino simplemente por recordar que era feliz.