Tenerla puede tener sus riesgos, sus complicaciones.
Quizás sea difícil, y haya que superar demasiados obstáculos.
No sé siquiera cuándo volveré a verla.
Pero la recompensa, sin duda, merece la pena. Sentir mis manos en su cuerpo será quizás el mayor premio de la historia.
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